martes, 18 de enero de 2011

Vida y aprendizaje

Una antigua práctica de sabiduría tradicional recomienda vivir como si todas, absolutamente todas las personas que nos rodean, amigos y enemigos, gente que nos quiere o que no nos quiere, fueran maestros especialistas, secretamente encargados de ponernos en situaciones óptimas para ayudarnos a crecer, madurar y evolucionar. Como si todo lo que nos ocurre o nos hacen estuviera diseñado de antemano como un entrenamiento que nos está destinado para nuestro aprendizaje vital.
Lo que me ocurre, entonces, "lo que me hacen", lo que consigo o lo que no consigo, puede gustarme o disgustarme, pero siempre constituirá una enseñanza.
¿Qué puedo aprender de esto que me pasa? ¿Para qué me puede ser útil este aprendizaje? ¿Por qué siempre me pasa lo mismo?¿Qué hago yo para provocar de continuo reacciones no deseadas en  los demás?
Son preguntas más útiles que sentirse una víctima de la vida, a la que los acontecimientos traen y llevan sin control ni consciencia. Puedo aprender de lo que me ocurre. Y, si aprendo, mi campo de libertad se amplía. Y mi vida puede cambiar.

2 comentarios:

  1. Una práctica de lo mas interesante.
    De hecho, puede que sea algo mas que una práctica: ¿La realidad?.
    Bs.

    ResponderEliminar
  2. En todo caso, interesante, seguro. Y útil, y posibilitaria, y facilitadora de las relaciones con los demás y del afrontamiento de los retos vitales.
    Un abrazo, César.

    ResponderEliminar