Ejemplos de casos

1.- Saber decir NO

María era una mujer de 65 años afectada de fibromialgia. Padecía desde hacía más de veinte años de continuos dolores en todo el cuerpo, sueño muy escaso y poco reparador, cansancio crónico, y fuertes migrañas. Casada, madre de varios hijos y abuela de numerosos nietos, había dedicado su vida al cuidado de su casa y su familia, una familia tradicional cuyo cabeza había sido siempre su marido, un hombre al que ella definia como bueno, pero en ocasiones autoritario y poco dialogante. La enfermedad de María había empezado poco a poco a lo largo de muchos años de hacer única y exclusivamente lo que ella consideraba su deber, sin cuestionar nunca si eso era lo que verdaderamente quería. Y es que María era (y es) una mujer inteligente, creativa y capaz, llena de vida y de iniciativas, y esa forma de ser rica y expansiva se habia visto continuamente frustrada por un estilo de vida que no le era suficiente, siempre limitada al mundo del hogar y bajo la rígida, aunque aparentemente amable, autoridad del marido.
La terapia se centró en tres aspectos. Por una parte, psicoeducación sobre su enfermedad, la forma de convivir con ella y las acciones que se podían llevar a cabo para aliviar los síntomas.
Por otra, inicio de actividades propias y significativas. Finalmente, asertividad. Apreder a decir no con firmeza y sin agresividad, así como a mantenerse firme en sus posiciones, afirmar sus derechos y ganar y defender un espacio propio. Todo ello sin romper ni dañar un matrimonio y una vida familiar que María valoraba y amaba.
Así. a lo largo de algo más de un año de terapia, inicialmente con una periodicidad quincenal, y en las etapas finales, mensual, María aprendió a administrar su energía y reservarla para las cosas que realmente merecían la pena, limitando sus actividades domésticas únicamente a lo necesario. También comenzó un programa moderado de ejercicio físico, que incluía tai chi y caminar con regularidad; modificó su alimentación, basándola en una dieta mediterránea escasa en carnes y lácteos y abundante en verduras y pescado; se matriculó en cursos de formación para mayores, comenzó a dibujar y pintar, se hizo voluntaria en una ONG, empezó a aprender inglés y se ofreció para entrevistarse con personas que padecieran su enfermedad, y a las que su experiencia pudiera ser útil. También programó algunoas viajes y salidas con amistades, fuera del ámbito familiar. Por otra parte, resistió las presiones de su marido para que "dejara de salir tanto", comenzó a solicitar su colaboración en actividades domésticas, comunicó a sus hijos que, en lo sucesivo, las reuniones familiares incluirían turnos de colaboración para la preparación y la limpieza posterior, condicionó las veces en que se quedaba al cuidado de sus nietos a su estado físico y su agenda, y en suma, realizó cambios importantes en su visión del mundo, su acción y su expresión.
Evidentemente, el medio de María se resintió ante su nueva actitud, e hizo todo lo posible por hacerla regresar al estado anterior. De hecho, gran parte de la terapia incluyó el trabajo sobre el manejo de esta tipo de presiones, así como la expresión clara de los deseos y motivos de María.
Poco a poco, sin embargo, la familia aceptó y valoró los cambios, ganándose en comunicación y complejidad en las relaciones. Por otra parte, María ha reducido su dolor y cansancio a menos de la mitad, y se considera una persona feliz y satisfecha con su vida.
Los beneficios de la terapia persisten en el tiempo después del alta.