"Siempre me pasa lo mismo", nos decimos al vernos de nuevo metidos en la misma historia de siempre, en el mismo "surco rayado" de nuestro disco psíquico. Y es que la vida tiene una curiosa manera de hacernos "repetir curso". De ponernos una y otra vez ante las mismas situaciones no resueltas, hasta que aprendemos.
O, dicho con otras palabras, las mismas formas de ser y hacer conducen, inapelablemente, a los mismos resultados. Ver y comprender esto tan simple -y actuar en consecuencia- acaba con -parafraseando a Nietzsche- "el eterno retorno de lo mismo".