martes, 18 de enero de 2011

Vivir la propia vida

Vivir nuestra propia vida. Amar al propio destino, sea éste como fuere. Asumir nuestro ser y sus circunstancias como algo que debe ser vivido, como algo que, de alguna forma, "nos ha sido encomendado" y a lo que sólo nosotros podemos dar respuesta.
Nosotros, cada uno de nosotros, es un ser único. Nuestra vida, cada uno de nuestros momentos, es único. Nunca antes hubo nadie igual que viviera algo igual. Nunca jamás se repetirá en el Universo el ser que somos, ni la vida que vivimos. Cada una de sus horas, de sus segundos, es individual y precioso. Cada uno de sus retos es nuestro y debe ser afrontado por nosotros. Y su resolución redundará en nuestro aprendizaje, pero también en el de los demás.. Porque no somos criaturas separadas en compartimentos estancos. Porque la experiencia de cada ser humano es también la experiencia de todos.

Vida y aprendizaje

Una antigua práctica de sabiduría tradicional recomienda vivir como si todas, absolutamente todas las personas que nos rodean, amigos y enemigos, gente que nos quiere o que no nos quiere, fueran maestros especialistas, secretamente encargados de ponernos en situaciones óptimas para ayudarnos a crecer, madurar y evolucionar. Como si todo lo que nos ocurre o nos hacen estuviera diseñado de antemano como un entrenamiento que nos está destinado para nuestro aprendizaje vital.
Lo que me ocurre, entonces, "lo que me hacen", lo que consigo o lo que no consigo, puede gustarme o disgustarme, pero siempre constituirá una enseñanza.
¿Qué puedo aprender de esto que me pasa? ¿Para qué me puede ser útil este aprendizaje? ¿Por qué siempre me pasa lo mismo?¿Qué hago yo para provocar de continuo reacciones no deseadas en  los demás?
Son preguntas más útiles que sentirse una víctima de la vida, a la que los acontecimientos traen y llevan sin control ni consciencia. Puedo aprender de lo que me ocurre. Y, si aprendo, mi campo de libertad se amplía. Y mi vida puede cambiar.

jueves, 13 de enero de 2011

Meter (mucho) la pata

Vivir es meter la pata.
Nos pasamos el tiempo escociditos y rojos de vergüenza, o sintiéndonos culpables, o ineptos, o malvados, o estúpidos, por lo que hicimos o dejamos de hacer, lo que dijimos o lo que callamos, lo que se nos cayó, lo que rompimos, estropeamos o perdimos (personas, cosas o eventos).
Buena señal, equivocarse hasta las trancas. Quiere decir que intentamos algo nuevo. Y que, lógicamente, no nos sale. O que seguimos intentando algo que (aún) no nos sale.
En todo caso, aprendemos. Aprendemos y maduramos, y seguimos adentrándonos en partes nuevas de nuestro ser, en las que, justamente porque son nuevas, no somos expertos.
Bienvenida, pues, esa sensación compañera y familiar de meter la pata sin fin y sin fondo, sensación que, lamento daros la noticia, no se va ir, previsiblemente, nunca, pero que puede que cada vez nos importe o paralice menos.
Sería terrible no equivocarse nunca. Convertirse en algo acabado, pulido, terminado y perfecto. Sin vida, inocencia, atrevimiento ni curiosidad. Una bella estatua... de cementerio.
Mejor torpones y manazas y timidorros y atrevidos y... vivos.
Así que buenas y sonrojantes pifias para tod@s-tod@s.

sábado, 8 de enero de 2011

Pregunta para uno mismo

¿Desearía uno la propia forma de vivir a alguien a quien amara?
¿A un hijo?
¿A una pareja?
¿A un amigo querido?
Si la respuesta es "no", conviene ir pensando en hacer cambios.

Para empezar

Una recomendación importante (para empezar) a los (potenciales) lectores: No hacerse a uno mismo lo que uno nunca le haría a los demás.
Que es una interesante y poco practicada versión de la Regla de Oro.
Ojo, pues, al masoquismo.
Y a quedar atrapado por "lo que uno debe hacer".
Y a quedar (aún más) atrapado por el "personaje" o los "personajes" que representamos, y que lo están viviendo y vampirizando a uno, simplemente por inercia, o por un falso sentido del deber, o por miedo, o por...
A ver, que uno tiene, al menos, tanto derecho como el prójimo a la propia consideración.
Y punto.

martes, 4 de enero de 2011

Psicología para la vida

Este blog pretende:

 - Hablar de psicología. Mucho, de muchas formas y desde muchos puntos de vista.

- Ofrecer información útil sobre temas tan importantes como autoconocimiento, autoestima, desarrollo personal, actualización del propio potencial, equilibrio, madurez, creatividad, etc.

- Y sobre otros temas tan importantes como crisis vitales, problemas de pareja, depresión, ansiedad, estrés, miedos, enfermedad, duelo, pérdidas, etc.

- Ayudar a que se conozca (y reconozca) la inmensa importancia que, para cualquier persona, puede tener ese apasionante viaje hacia el propio ser, que es un proceso psicológico.

- Y, como su título expresa, clarificar, de todos los modos posibles, que la psicología es para la vida. Para nuestra vida. Que puede contribuir, y de hecho lo hace, a nuestro equilibrio y desarrollo, a un afrontamiento eficaz de los retos vitales y, en definitiva, a hacer de nosotros personas más sanas, conscientes, amorosas, maduras y plenamente humanas.

Gracias por vuestras visitas y comentarios.

Amelia de Sola
(Psicóloga clínica)